jueves, 22 de enero de 2004

Conformismo.

Había que encontrar primero la solución a tantos inconvenientes antes de mencionarlos; había que proponerle teorías perfectamente estructuradas para evitar que su cerebro se volviera una autopista interminable y llena de vías alternas y arterias como dicen en el noticiero cuando explican el estado del tráfico en determinada hora del día.
Empecé a considerar que yo no tengo ninguna teoría tan estructurada como para compartirla con él, bueno, tal vez ni siquiera eran teorías, tal vez era una forma de explorar mi forma inexplicable de reaccionar a determinadas circunstancias, personas, acontecimientos, etc.
Él aceptaría mis ideas como teorías, las entendería y puede que hasta les encuentre la lógica que no tienen; él no las cuestionaría, se preocupa siempre por hacerme sentir bien sin ser hipócrita, simplemente acepta y respeta mis ideas aunque puede que en el fondo haya llegado a pensar que carecen de sentido.

viernes, 16 de enero de 2004

Inocente.

Todas las cosas que había vivido y que nunca pensó repetir. Conclusiones de momentos inverosímiles y nunca concluídos. Tal vez esa era la razón de su existencia, ella era la conclusión de todo lo inconcluíble, ella compraría con su risa el entendimiento de todo lo que tocara.
Y no era que le importara mucho, simplemente la daba la importancia que ella creía que debía darle para que inconcientemente creciera en ella el interés que quería recuperar, esa fascinante sensación que dejan los chocolates y que aparece sólo con percibir su aroma. Tal vez ni siquiera le importó y se mostraba inquieta por la extenuante necesidad de mantener enfocado el pensamiento en los momentos de total plenitud o mostrarse preocupada para llamar la atención de quienes fácilmente se dejarían capturar por su mirada incandescente y llena de dolor.