lunes, 21 de agosto de 2006

El cíclope.

Voy a dejar que tus ruidosos ojos me descubran vagando por tu ausencia, para que me esperen. Y voy a mirarlos siempre de cerca, para que nunca olviden al cíclope que un día los abandonó. Voy a dejar que el tiempo pase como él quiera, encima tuyo o encima mio, o encima de los dos (en el mejor de los casos), y nos acerque a tus besos y a tus abrazos grandes y a tus brazos calientes y a tu boca pegajosa, y de nuevo a tus ojos, y tus ojos grandes y grandes que me miraban desde la foto y tantas veces de frente para rogarme que no me fuera, pero que luego me dejaron ir para demostrarme que sabían cuanto dolían, y que volvería, con el alma en la mano y el corazón escondido y remendado, preguntando por algo que ya no es mio.