lunes, 23 de septiembre de 2013

Tumores.

Anoche otra vez, de alguna manera, te filtraste en el aire que entra por el huequito de la ventana. Me impides respirar, como si inhalara vidrios, me atrofias el cerebro.
Y más pequeña que nunca me dejo hamacar por tus brazos ¡es tan doloroso!
Sin necesidad de abrir los ojos algún abogado de la cordura me pica la espalda con un palito para recordarme que no estás aquí, porque yo lo decidí.

Y te vuelves a hacer remolino y te vas por el huequito de la ventana, apenas alcanzo a ver de lejos tus ojos malvados, que también sufren. Estamos tan llenos de tumores, somos dos inseguridades que se encontraron en un parque y se sentaron a reírse de sí mismas.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Hormigas.

El placer de estar triste y de preferirlo. Otra vez. De preferir estar afuera, flotando, navegando, respirando de verdad, de la forma más honesta que conozco: conectada al hilito de la tinta, al blanco espacio del papel.

Ya no te extraño, ni extraño extrañarte. Voy volviendo poco a poco a mí, falta mucho por caminar, me perdí en algún punto entre la ambición, el orgullo y las comparaciones con falsos positivos. En alguna parte todavía está la hormiga reina peleando con la polilla parásito que viene comiéndose todo lo valioso hace bastante tiempo. Todo lo que había valioso, que millones de hormigas reunieron con tanto esfuerzo.

jueves, 5 de septiembre de 2013

La feria.

Yo iré después (...o no.) cuando ya no te queden ganas y cuando ya no haya nada que hacer.
Porque extrañarte se me hizo ya una costumbre que amo más de lo que te amé a ti, que no quiero alejar de mí, que me relaja, me acompaña, me consuela y me entretiene; es una forma de llevarte conmigo como un globo de helio amarrado a una cuerdita.