Estás en todas las paredes, me asfixias y me apretas las costillas hasta oírlas quebrarse entre tus dedos fríos, y te ríes (...) bueno, y nos reímos.
Cada vez más azúl, más sombra, más tu ausencia y más libertad. Se prenden luces adentro y se quieren salir por las manos y las yemas de los dedos. Más tus mentiras y menos mis dudas, más mis huesos secos y menos tus besos diabólicos.
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