Como extraño hacer el amor contigo, y quedarme pegada... y hasta extraño que me arranques la piel y me toques sin miedo hasta dejarme reseca y llena de huecos. Él no me toca porque le asustan mis texturas y el sol no le ha dejado ver mis colores, pero tiene mucho tacto y luces aunque quiera esconderlas, no puede, es tan evidente que le gusta mucho el chocolate y hacer el amor con muchas burbujas y que le quede el cuerpo caliente y con ese olor, que le respire toda la piel y que me fume todo su aroma, sobretodo el del cuello.
jueves, 30 de septiembre de 2004
miércoles, 29 de septiembre de 2004
Tsunami.
Siento que me entra agua por un oído con mucha presión... y me asusta, porque sé que no te has agarrado tan fuerte de mi cerebro como para que no te arrastre y no te haga salir por el otro oído. Además me empiezan a doler tus uñas clavándose en mis meninges y arrancándoles pedazos (porque crees que cometes el crimen perfecto, pero puedo notarlo...). Trata por encima de todo de protegerte los oídos y la cara, no vaya a ser que por la presión del agua se te despegue la piel -ahora que voy a estar tan lejos-, o que pierdas la lengua, que tanto me gusta, debes saber que me gusta porque se parece mucho a la mia, aunque la tuya es más elástica y no se enreda tanto ni se cae cuando camina por quedarse viendo vitrinas alrededor o árboles o cualquier animal que mse mueva suficientemente rápido.
domingo, 26 de septiembre de 2004
Hechicero.
Todavía te faltan colores, pero yo te los puedo regalar; y por las burbujas no hay que preocuparse... todavía.
Tienes muchos huecos en el pecho y a veces me asusta caerme por alguno de ellos cuando trato de esconderme, pero tienes en las manos la increíble imperfección con la que tantas veces me tocó mi mago y eso te hace algo hechicero también, aunque no como él, un poco más brujo y engañoso, más budú pero sin los olores y los muñecos. Hasta hacerte el amor, no hay nada que pueda decir de ti sin pensarlo dos y hasta tres o cuatro veces.
miércoles, 8 de septiembre de 2004
De mortadela.
Me comes por las noches pero sin desnudarme, como un aire caliente te metes en mis pulmones y mientras me ahogas me distraes con cosquillas para que no suelte mis mariposas. Y ahora que admites que es sólo por las mortadelas, no quieres darme la cara, porque sabes que para mí era mucho más que manchas rosadas, y que siempre te llené de amarillo y morado, aunque te lo quitaras cuando yo no estaba para que nadie te juzgara por ello. Y nadie notara que poco a poco me estás dejando sin piel.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)