Todavía te faltan colores, pero yo te los puedo regalar; y por las burbujas no hay que preocuparse... todavía.
Tienes muchos huecos en el pecho y a veces me asusta caerme por alguno de ellos cuando trato de esconderme, pero tienes en las manos la increíble imperfección con la que tantas veces me tocó mi mago y eso te hace algo hechicero también, aunque no como él, un poco más brujo y engañoso, más budú pero sin los olores y los muñecos. Hasta hacerte el amor, no hay nada que pueda decir de ti sin pensarlo dos y hasta tres o cuatro veces.
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