Me comes por las noches pero sin desnudarme, como un aire caliente te metes en mis pulmones y mientras me ahogas me distraes con cosquillas para que no suelte mis mariposas. Y ahora que admites que es sólo por las mortadelas, no quieres darme la cara, porque sabes que para mí era mucho más que manchas rosadas, y que siempre te llené de amarillo y morado, aunque te lo quitaras cuando yo no estaba para que nadie te juzgara por ello. Y nadie notara que poco a poco me estás dejando sin piel.
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