viernes, 10 de diciembre de 2004

Blanco y resbaloso.

Te pones como de mármol y no quieres que yo me resbale cada vez que intento apretarte las costillas. Otro que tiene piel blandita y ni hablar de las manos hermosas que se encrespan.

sábado, 4 de diciembre de 2004

Te equivocas.

Y todo porque no puedo negar que me enferma que no hayan mariposas porque se me hacen más huequitos. Y me faltan ojos para ver tus manos tocando otras manos y sosteniendo sus debilidades y grandezas aunque pesen más que las tuyas y quieran romper los dedos de otras manos. Te dolerá porque sabes que esas cosas se acaban y que otros ojos se llevarán su mirada; de nuevo no es lo que quieres y crees haberlo encontrado.
Y no es que desee que te arrepientas (aunque en el fondo quizás sí...) pero me gustaría que notaras cuando no puedo encontrar mi mano derecha con la izquierda ni cerrar los ojos para que no se resequen (...). Que vieras que quiero encontrarte en mejores condiciones y aún así mejorar tu vida y entregarte toda una noche con amanecer de pelos, manos, olores y pieles blanditas.

martes, 16 de noviembre de 2004

Murciélago.

Quiero vomitarte mis pesares y que se encojan mis brazos antes de pegarme a ti para tenerte muy cerca y chuparte el miedo desde el cuello o los labios, y que mientras se te apagan los colores me sostengas desde la cintura, y me abraces, y me apretes, y me beses la cabeza como para tranquilizarme las ideas. Quiero que me arranques el corazón y te lo quedes, lo pongas en tu cuarto para que te alumbre por las noches... esa noche y cada noche tócame las manos muy suave, hazme olvidar tu nariz y deja que sea yo quien aprete tus dedos y caliente tu nuca.

lunes, 18 de octubre de 2004

Hombre.

¿Y quién se encarga de los pelos que ya no están en la cabeza? Su valentía los empuja y una vez en el aire se burla de ellos y de su triste destino, o quién sabe, tal vez no sea triste...
Demasiado simple para intentar entenderte y él demasiado yo como para emocionarme.
Él podría mostrar más colores, y tal vez esté lleno de luciérnagas pero teme que se vuelen o que se les fundan los bombillitos. ¿Y tú? ya sabemos que no tienes luciérnagas, y bueno... aprendimos a vivir con eso, pero ¿cómo haces para estar siempre oloroso y pegajoso?... Aunque crees que no he notado que perdiste el disfraz de mago, pero sí lo noté, y no sabes el mal que eso te hizo, o... ¿nos hizo?

miércoles, 13 de octubre de 2004

La vela.

Que linda se ve bailando para mí, baila porque sabe que la estoy viendo y que le estoy respirando para siente mis nervios y siga bailando de un lado a otro como en un vals, derecha-izquierda.
Ilumina todo y se regala para eso, no le importa acabar su cuerpo bailando y comerse el tronco con delicados besos que no puede mantener en su boca pequeña y azúl.
Tú no tienes la boca azúl, !la tuya tiene mil colores!. Ojalá fueras de trapo y pudiera bailar vals contigo, de un lado a otro, derecha-izquierda, derecha-izquierda, de pronto un giro y como las piernas cuelgan se enrollan en mis caderas y apretarte la espalda, derecha-izquierda, derecha-izquierda...

lunes, 11 de octubre de 2004

El asesinato.

Quiero que veas bien mis manos, que las toques y las sientas por última vez, porque con ellas voy a arrancarte los ojos.

jueves, 30 de septiembre de 2004

Aroma.

Como extraño hacer el amor contigo, y quedarme pegada... y hasta extraño que me arranques la piel y me toques sin miedo hasta dejarme reseca y llena de huecos. Él no me toca porque le asustan mis texturas y el sol no le ha dejado ver mis colores, pero tiene mucho tacto y luces aunque quiera esconderlas, no puede, es tan evidente que le gusta mucho el chocolate y hacer el amor con muchas burbujas y que le quede el cuerpo caliente y con ese olor, que le respire toda la piel y que me fume todo su aroma, sobretodo el del cuello.

miércoles, 29 de septiembre de 2004

Tsunami.

Siento que me entra agua por un oído con mucha presión... y me asusta, porque sé que no te has agarrado tan fuerte de mi cerebro como para que no te arrastre y no te haga salir por el otro oído. Además me empiezan a doler tus uñas clavándose en mis meninges y arrancándoles pedazos (porque crees que cometes el crimen perfecto, pero puedo notarlo...). Trata por encima de todo de protegerte los oídos y la cara, no vaya a ser que por la presión del agua se te despegue la piel -ahora que voy a estar tan lejos-, o que pierdas la lengua, que tanto me gusta, debes saber que me gusta porque se parece mucho a la mia, aunque la tuya es más elástica y no se enreda tanto ni se cae cuando camina por quedarse viendo vitrinas alrededor o árboles o cualquier animal que mse mueva suficientemente rápido.

domingo, 26 de septiembre de 2004

Hechicero.

Todavía te faltan colores, pero yo te los puedo regalar; y por las burbujas no hay que preocuparse... todavía.
Tienes muchos huecos en el pecho y a veces me asusta caerme por alguno de ellos cuando trato de esconderme, pero tienes en las manos la increíble imperfección con la que tantas veces me tocó mi mago y eso te hace algo hechicero también, aunque no como él, un poco más brujo y engañoso, más budú pero sin los olores y los muñecos. Hasta hacerte el amor, no hay nada que pueda decir de ti sin pensarlo dos y hasta tres o cuatro veces.

miércoles, 8 de septiembre de 2004

De mortadela.

Me comes por las noches pero sin desnudarme, como un aire caliente te metes en mis pulmones y mientras me ahogas me distraes con cosquillas para que no suelte mis mariposas. Y ahora que admites que es sólo por las mortadelas, no quieres darme la cara, porque sabes que para mí era mucho más que manchas rosadas, y que siempre te llené de amarillo y morado, aunque te lo quitaras cuando yo no estaba para que nadie te juzgara por ello. Y nadie notara que poco a poco me estás dejando sin piel.

domingo, 29 de agosto de 2004

Cumpleaños.

Tengo tanto miedo de despertarme mañana y que estés listo para escupirme tu hombría en un oído y lamerme los labios con tu lengua de rana. Ojalá volvieras todo amarillo y con burbujas de colores y llenaras todo lo mio de mariposas y me dejaras más blanca y azúl.

Tengo demasiado miedo, ¿qué tal que te salgas por uno de los huecos del teléfono y me vuelvas a arrancar el pelo? Me duele como si ya estuviera pasando y eso que ya no eres maga, ¿o si? Cómo saberlo si no sé nada de ti ni de tus cuchillos y mucho menos del polvo mágico que alcanzaste a robarle al mago mientras él le coqueteaba al conejo.

Y tenía que llover para que además me diera frio... Me congelo por dentro a pesar de las velas; se me están congelando los brazos también, o quizá estén tiesos por el licor barato y el aroma verde; pero el frio es más adentro y un poquito más arriba de donde está el miedo, para colmo me pesan los ojos y se está acabando una de las velas.

Ojalá no amanezca muy pegajosa y amarilla, ojalá alguien logre pintarme muy blanca y azúl otra vez y se entusiasmen los colores de tus mariposas para que vayan pintando todas las paredes mientras tanto. Va a ser difícil esconderte mis burbujas; espero no desgarrarme en el intento de meterte en el papel. Ojalá no estés armado y aparezcas bien Camilo pero sin dagas ni espinas.

domingo, 22 de agosto de 2004

Adiós Mago.

Dejarte porque se te está acabando el mago y ya no estás tan maravillosamente malvado y verde, o porque nunca fuiste mago, bueno, sólo en las caderas y tal vez un poco en las mentiras, pero nunca el mago que yo te dí. Lo mordiste tan fuerte que se reventó y olvidaste ponerlo en el hueco de tu axila.
Dejarte ahora para encontrar un mago de verdad, con el que no tenga que engañarme y que sí me deje bañarlo en pintura de colores sin miedo a perder su original o a que se le queden pegados los demás; un mago que no me arranque el pelo para devolvérmelo hecho peluca, que no haga de mí un pin pon sino cuando realmente lo necesito; un mago tan encantador que me haga suya sin creerse mi dueño y que no me cobre con lágrimas los amaneceres.
Adiós mago, ya no te daré más vida, se irá de ti, Camilo, como se van los superhéroes cuando el hombre tras ellos se quita el traje. Ahora la bienvenida a Camilo, esperando que no hayas copiado nada de mi mago para que no puedas hacerme ninguno de sus hechizos y dejarme toda azúl y de papel reciclado, no; tú no sabes ni sabrás nunca como hacer esas cosas, todo tu encanto está en las mentiras, las sábanas y el cuello caliente, y es tan temporal que no se alcanza a retratar, no eres nada sin mago, Camilo. Eres sin mi mago como cualquier otra Camilo, o Andrés, o Mauricio, o el que sea, no eres nada particular sin él. Y como es mío puedo quitártelo cuando quiera.

miércoles, 18 de agosto de 2004

Orgullo.

Para que me dejes dormir tendré que encerrarte en un frasco. Tengo tantas ganas de despegarte la piel de caucho, abrazarla y bailar con ella hasta que ya no esté caliente. Por favor, vuelve a mí, ya no sé ni que escribir... !Vuelve!... Magoooo... Tócame la cara otra vez y párteme los labios. Vuelve que ya quiero llorar y que me veas hacerte muecas y taparte los ojos. Vuelve y desaparéceme temporalmente, vuelve mi mago y trae a Camilo para que vea como nos divertimos y se sienta más pequeño y se unda en su cabeza de futbolista. Otra vez mi orgullo de madera nos partió la espalda y nos puso en extremos opuestos; se hace odiar tanto o más que mi feminidad o tu machismo.

domingo, 15 de agosto de 2004

Cabeza de futbolista.

Voy despegándome de ti, y mientras observo como se agranda la burbuja que te salió en la barriga, apreto con mis manos tus bordes para quedarme al menos con un pedacito, con algo de pelo, podría ser, o con una uña de algún dedo de tu pie. Voy a quedarme con más mago de lo que pensé, ya se me está pegando; él se quiere quedar conmigo y tú en cambio ya no serás mago nunca más, de nadie y no tendrás nada de mí, bueno, aparte de los puntos negros con letras que te regalé y las manchas moradas que se me quedaron en tu cama porque se escondieron debajo del colchón y dentro de la almohada. Ten cuidado porque a veces se desordenan y pueden dañarte las ideas. Hoy tengo los ojos muy bonitos, que lástima que no puedas verlos; y el pelo está como verde. Hoy hay una desnudez que es casi perfecta.
Para inspirarme cuando ya no estés, me siento desnuda frente al espejo e imagino que es a ti a quien veo. No puedes irte todavía porque no he podido dibujarte (...)
(...) Puedes irte cuando quieras porque siempre que use una falda voy a encontrarte ahí abajo. Me gusta tu cabeza de futbolista, me gusta mucho y la boca con el labio de abajo queriéndose salir para montarse en el de arriba.

sábado, 14 de agosto de 2004

Así.

Otra vez contigo y pegada desde la cabeza, aislándome del mundo para mezclarme contigo, aunque sin tu otra parte; y aunque no hay besos, ni tu olor, hay mucho de ti, hay casi todo de ti, pero en mí, en el aire, en mis movimientos, en el trago, el cigarrillo, la música, el olor a avenida, y las palabras de la gente insignificante, y tu pelo, por todos lados como advirtiendo algo y arrepintiéndose después, como yo tal vez, pero más tranquilo y menos conciente de la estupidez que representa perder la cabeza por algo así, o por cualquier otra cosa que no sea así, es probable que de no ser así la cabeza se mantendría en su sitio. Que ganas de tenerte otra vez, así.

miércoles, 11 de agosto de 2004

Huesos secos.

Estás en todas las paredes, me asfixias y me apretas las costillas hasta oírlas quebrarse entre tus dedos fríos, y te ríes (...) bueno, y nos reímos.
Cada vez más azúl, más sombra, más tu ausencia y más libertad. Se prenden luces adentro y se quieren salir por las manos y las yemas de los dedos. Más tus mentiras y menos mis dudas, más mis huesos secos y menos tus besos diabólicos.

lunes, 9 de agosto de 2004

Viajas.

Mago, que ganas de hacerte el amor y que miedo a que nos quedemos pegados o a que me arranques el pelo... !No! eso sería una suerte. Hazte real y abrázame, vuélvete lluvia para que puedas desteñirme sin que me desangre. ¿Qué pasará ahora? ¿Tendrás frío? No. En ese caso harías un hechizo; que encantadora indolencia te acompaña y como me duele no haber hecho el pacto con el mismo diablo que te permitió tomar forma de hombre medieval europeo con rasgos deformes y cuadriculados con colores cálidos. ´
Tengo frías las manos y se me cae el pelo y tú no apareces, ya se deshizo la lámpara y te duermes todavía sin que yo pueda tocarte, te alejas como en un barco y me ahogo con aire, me infla y me estalla y tú ni te enteras, viajas por mundos de gamuza con alucinógenos suicidas que te cubren y te protegen, sobretodo en estos días tan peligrosos por pegajosos.

La gotera en el baño.

Que me duela en el día cuando esté acompañada, que pueda separarte del mundo y de su horrible influencia gris, hacerte más amarillo y púrpura y dejarte sin manchas rosadas para que no puedas hacerle el amor a nadie más. Y que nadie pueda tocarte las caderas ni arrancarte pedazos de labio de mortadela como pinceladas.
Mago que destruyes todo lo que tocas, tócame, toca mi valentía y mi estúpido orgullo de madera, apaga las velas y duérmeme con tu burundanga, tócame como a una armónica desafinada y siente mis dedos que se quieren llevar tu olor a ceniza, siente mi boca que te quiere sacar el alma y la sangre desde el cuello o la clavícula, apretarte hasta hacerte explotar y luego llorarte abrazando tu muerte y tu desafiante ausencia como la gotera en el baño.

domingo, 8 de agosto de 2004

El Mago.

Mi mago en las caderas, en las mentiras y en el pelo y en las manos. Mi mago con los labios partidos y el cuello caliente. Mi mago y mis manos y tu piel, y su aroma que se pega en los dedos. Mi mago en la cama y sin ella, con los huesos y el olor a mango viche en la habitación. Que ojos tan horribles tienes, mi mago, como no querer quedarse cerca de su insignificante presencia y de tus besos de chicle de canela que dejan sabor a tabaco y a licor dulce, de tus dedos y tus uñas imperfectas, de tu barriga llena de pelos negros como islas, y que delicia de piel, con voz propia y hasta personalidad que se sale en forma de pelos que no son como los de tu cabeza...

Mi mago y su abandono y mi dolor y tu ausencia, mi vacío, mi suciedad, ya no huele a nada, nada. Mi estupidez, y lágrimas aunque no muchas, y patadas y puños en el pecho como los de un niño y la uva pasa otra vez. Mis dedos regordos y mi cara de imbécil con ganas de llorar y de separarse del otro cuerpo inservible, inoloro e insaboro.

jueves, 3 de junio de 2004

La despedida.

No era mi intención hacer la carta con un bolígrafo de tinta azúl, pero resulta que el de tinta negra se quedó en tu casa cuando pasó los teléfonos a tu nueva agenda, el resto es intencional:
1. La hoja de cuaderno cuadriculado, porque siempre me extiendo cuando escribo.
2. Escrita a mano poruqe el computador le resta compromiso, motivación y privacidad y porque las cartas escritas a mano son y serán siempre sumamente encantadoras.

Especifiqué la fecha en que la escribí y encima de ella la fecha de tu viaje, aunque supongo que la leerás antes o quien sabe, tal vez no tengas tiempo de leerla sino hasta cuando estés allá. Me gustaría mucho que te la llevaras y aunque no es lógico que leas cosas en español, la tengas como yo tengo mi "Rayuela" en la mesa de noche al lado de mi cama y más exactamente de mi cabeza cuando me acuesto, que aunque no la lea todo el tiempo es como si constantemente la maga y Oliveira me hablaran mientras me duermo y también cuando ya estoy dormida para contarme de Rocamadour y de París; mi carta puede contarte de Colombia, del bar, mi jefe y los cocteles, de los brownies que me he comido porque no estás y la plata que he gastado invitando a Juan a comer burritos. Tal vez te cuente que mi perro con glaucoma en el ojo se murió o que se lo llevó sanidad, siempre te contará que los días que estuvimos juntos fueron fabulosos y que espero que en seis meses tenga las mismas ganas de verte que tengo en este momento, puede ser por la música o pitu petu que me está haciendo muecas desde la repisa y que está esperando impaciente a que lo saque de la cajita, o todo el chocolate que comí hoy, o haberte visto con ese vestido verde que te queda tan bien (aunque con el rojo también te ves lindísima)...

El caso es que tengo muchas ganas de verte y que me vieras escribiéndote esto, que estuvieras aqui, a mi lado, pidiéndome besitos cada tres minutos y haciéndome perder el hilo conductor de las ideas con tus caricias.

Y no me importa si la carta te parece cursi, no lo puedo evitar, porque asi como puede que en seis meses me la muestres y te burles de mí hasta cansarte, puede que no vuelva a saber nada de ella, y de cualquier forma no me arrepentiría de haberla escrito y de hacerte saber que me gustas mucho y que estar contigo es tan agradable que no hace falta nada más.

Bueno, era sólo para contarte estas y otras cosas que van entre líneas y para que tengas algo que leer en español.

sábado, 22 de mayo de 2004

El agua que no siempre tomas.

Que si me va a seguir doliendo sea sólo cuando nadie pueda verme y que el humo verde calme mi derrumbe de grandeza; ya no quiero estar tan atada a tu barriga y querer que me arranques la cara y que me muerdas los ojos con tus colmillos protectores. Ojalá tu lengua fuera sólo para mí, ojalá pudiera ser todo lo que necesitas, como el agua que no siempre tomas...

jueves, 22 de enero de 2004

Conformismo.

Había que encontrar primero la solución a tantos inconvenientes antes de mencionarlos; había que proponerle teorías perfectamente estructuradas para evitar que su cerebro se volviera una autopista interminable y llena de vías alternas y arterias como dicen en el noticiero cuando explican el estado del tráfico en determinada hora del día.
Empecé a considerar que yo no tengo ninguna teoría tan estructurada como para compartirla con él, bueno, tal vez ni siquiera eran teorías, tal vez era una forma de explorar mi forma inexplicable de reaccionar a determinadas circunstancias, personas, acontecimientos, etc.
Él aceptaría mis ideas como teorías, las entendería y puede que hasta les encuentre la lógica que no tienen; él no las cuestionaría, se preocupa siempre por hacerme sentir bien sin ser hipócrita, simplemente acepta y respeta mis ideas aunque puede que en el fondo haya llegado a pensar que carecen de sentido.

viernes, 16 de enero de 2004

Inocente.

Todas las cosas que había vivido y que nunca pensó repetir. Conclusiones de momentos inverosímiles y nunca concluídos. Tal vez esa era la razón de su existencia, ella era la conclusión de todo lo inconcluíble, ella compraría con su risa el entendimiento de todo lo que tocara.
Y no era que le importara mucho, simplemente la daba la importancia que ella creía que debía darle para que inconcientemente creciera en ella el interés que quería recuperar, esa fascinante sensación que dejan los chocolates y que aparece sólo con percibir su aroma. Tal vez ni siquiera le importó y se mostraba inquieta por la extenuante necesidad de mantener enfocado el pensamiento en los momentos de total plenitud o mostrarse preocupada para llamar la atención de quienes fácilmente se dejarían capturar por su mirada incandescente y llena de dolor.