domingo, 5 de octubre de 2014

El desayuno

Extraño todo eso que ya no tengo  de ti.
Lo que eras y lo que no.
Extraño el olor de tu cuello y mi olor en tu nariz, tus brazos y como me hacías sentir que mi cuerpo era algo sagrado para ti, una  botellita para mí.
Y tus desayunos, tus manoseos mañaneros, vestirme para ti, enojarme para ti, reírme para ti y lamerte despacito.