lunes, 23 de septiembre de 2013

Tumores.

Anoche otra vez, de alguna manera, te filtraste en el aire que entra por el huequito de la ventana. Me impides respirar, como si inhalara vidrios, me atrofias el cerebro.
Y más pequeña que nunca me dejo hamacar por tus brazos ¡es tan doloroso!
Sin necesidad de abrir los ojos algún abogado de la cordura me pica la espalda con un palito para recordarme que no estás aquí, porque yo lo decidí.

Y te vuelves a hacer remolino y te vas por el huequito de la ventana, apenas alcanzo a ver de lejos tus ojos malvados, que también sufren. Estamos tan llenos de tumores, somos dos inseguridades que se encontraron en un parque y se sentaron a reírse de sí mismas.

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