martes, 7 de septiembre de 2010

La camisa de fiesta.

Decidió volver a escuchar a su intuición, cosa que hace mucho tiempo había dejado de hacer, y cerrarle a él la puerta en la cara, no esperarlo más. Es aterrador todo el tiempo que ha pasado, lo poco que ha pasado y lo mucho que ha pesado... Y fue cuestión de verlo una tarde con su camisa de fiesta para convencerse y poder sonreírle, por fin, con una sonrisa sincera, que ya no pretendió hacerlo suyo, sino dejarlo seguir, como él la dejó seguir a ella, porque entendió que en ese tempestuoso corazón que ni ella conoce del todo, él nunca iba a poder tener el control; y prefirió navegar en un barco diferente, para suerte de los dos, aunque haya costado tanto llegar a entenderlo así.

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